desde su vacuo
volumen guerrero
desde sus
músculos y su poder
desde sus
milenios de triunfos
me mira
desde sus pupilas
perplejas
desde sus rosas
incrustadas
desde esos
camafeos crepusculares
piel opaca y
ceñida
que buscan sus
raíces
en el nombre
desesperado
en la efemérides
virósica del destino
me mira
desde su
otroredad lineal
desde el relato
en cruz de la sibila
desde la espada
la espada clavada
de adentro hacia
afuera
donde nunca la
esperó
sintiendo desde
el estupor de la pena
que el barco
escorado hacia el poniente
de su cuerpo en
negativo
ha cortado
amarras
con las velas
destrozadas
dejándolo con la
mano extendida
y sus ojos
magníficos
agrandándose a
medida
que se internan
encendidos en el cráneo rapado
donde aquiles se
referenciaba
y su pueblo se
expandía en la eternidad
mientras homero
se disfumaba
sintiendo que la
historia se torcía
y las sirenas
perdían su sentido
desde allí me
mira
me pide
desde el
campanario de su pena
desde
el disvalor épico del afecto mínimo
sencillo
desde la inmortalidad
degradada
de la piedra y el
mar
me pide
-la carencia es
un efecto despiadado
que le cruza seco
la cara-
y este odiseo
de rostro en
blanco y negro
con su piel
herida desde adentro
pide
para no olvidar
su nombre
para conseguir
volver a los colores
pide
por unas monedas
de futuro
pero la muerte de
la inmortalidad
así de seca así
de muerte
es una
perspectiva tan cercana
que el tiempo
visceral
rotando negativo
es una espada
feroz abriéndose paso
más allá de la
columnas de hércules
y más allá
con los dioses en
retirada
de su cuerpo
sus pupilas
desconcertadas
intentando
desgarrar
la vieja luz
ahora que se aleja
y esas manchas
sobre la piel exquisita
sello olímpico de
lacre
haciendo soñar
sonidos de islas
en el temporal
campanas de pena
y oscuridades
-itaca está más
allá del destino
cuando el destino
cambia como los vientos-
él solo espera
desde su anatomía desalmándose
un viento que
barra la historia
un murmullo
condescendiente de su madre
una orden brutal
de su padre
que lo devuelva
al origen
un mazo de
barajas
que dé algún oro
final
un mareo de
siesta
una calesita
girando
una pera de cuero
inquieta
una sortija con
su dedo ensartado
padre homero rey
de reyes
nunca me
enseñaste que el peor de los peligros
viene desde
adentro
Julio César Azzimonti
"él solo espera desde su anatomía desalmándose
ResponderEliminarun viento que barra la historia"....gracias julio
clo migliore
Bravo amigo!
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